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sábado, 19 de junio de 2010
Cardeña-Montoro gana espacio para el lince
El empeño y la implicación de los responsables del Parque Natural de Cardeña-Montoro y de los trabajadores de la Consejería de Medio Ambiente en esta zona por recuperar la figura del lince está obteniendo sus frutos no sólo a través de la gran apuesta que supone el Life-Lince, sino mediante otras iniciativas de menor alcance mediático pero de igual trascendencia y repercusión, puesto que el objetivo sigue siendo el de proteger aquellas especies con mayor riesgo en un entorno inigualable de Sierra Morena.
Una de esas iniciativas es la denominada Restauración de hábitats mediante naturalización de pinares en montes gestionados por la Consejería de Medio Ambiente en los términos de Cardeña y Montoro, que ha logrado uno de los diplomas acreditativos en los premios ambientales convocados por la Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez y Europarc-España, con la colaboración de la Fundación Biodiversidad, un reconocimiento que ha supuesto un espaldarazo a un proyecto que ha logrado ya casi todos los objetivos que se marcaron sus promotores: la mejora del hábitats del lince, el águila imperial y el buitre negro; la prevención de incendios y la diversificación de masas forestales.
De hecho, el director conservador del Parque Natural, José Manuel Quero, no oculta su satisfacción tanto por la consecución del premio como por el desarrollo del programa y alaba el trabajo desarrollado por los trabajadores de Medio Ambiente. No obstante, Quero ha sido el artífice de que la iniciativa fuera conocida en distintos foros nacionales e incluso otros internacionales celebrados en Malta o Nápoles. A ello se une el hecho de que también se ha promocionado a nivel andaluz mediante jornadas técnicas celebradas en Cardeña- Montoro a colectivos como universidades o la rectora del Parque Natural.
El plan aplicado ha consistido en la reducción de la masa de pinares en determinados puntos de los montes que rodean Cardeña-Montoro, de manera que esos entornos, señalados estratégicamente, sirvieran de refugio para la principal fuente alimenticia de especies como el lince o el águila, como es el conejo. Además, se abrieron una serie de corredores para este roedor -básico y fundamental en la dieta alimenticia del lince- y otros espacios en los que resguardarse. Así, tras unos laboriosos trabajos previos, en otoño de 2007 se produjeron las primeras sueltas de conejos. En total, este novedoso programa se aplicó sobre una superficie de unas 1.600 hectáreas y como cuenta el jefe de servicio de la Delegación de Medio Ambiente, Rafael Arenas, seis meses después de esa primera suelta, los roedores ya habían ocupado más del 50% de los espacios acotados y en el verano de 2009 campaban ya a sus anchas por la casi totalidad de los corredores diseñados.
A partir de ahí, sólo quedaba esperar, puesto que el ámbito de trabajo estaba fuera de los espacios habitualmente ocupados por el lince ibérico, de manera que había que conseguir que el felino saliera de sus dominios territoriales y se expandiera a otros lugares en los que no tendría excesivos problemas para cazar y alimentarse. De manera casi inmediata, la población de lince comenzó a desplazarse hasta la zona repoblada con conejo, cumpliendo así con uno de los objetivos del proyecto, como es la de aumentar la zona disponible para el felino más amenazado del mundo. A día de hoy, medio centenar de linces habita esta parte de Cardeña-Montoro y cuenta ahora con más posibilidades de supervivencia, entre otras razones, por la eficacia de iniciativas como esta restauración de hábitats mediante naturalización de pinares que ya ha cubierto su primera fase.
Pero no sólo el lince se aprovecha de este plan de actuación, sino que también ha producido una serie de beneficios colaterales muy concretos en los montes del parque natural. De hecho, la construcción de áreas de vivares para el conejo, corredores de dispersión, claros de cría y de establecimiento han facilitado una serie de defensas para otros animales del entorno, que han encontrado cómo protegerse de sus predadores. Así, lirones, topos, numerosos insectos, lagartos o lagartijas han proliferado con la puesta en marcha de este programa en los montes públicos.
De todas formas, habrá que ver todavía la repercusión de esta batería de medidas en el águila imperial, para lo que habrá que esperar, si bien los responsables del proyecto señalan que se está produciendo un empaquetamiento de las parejas reproductoras en el entorno en el que cuentan con más alimentación tras la suelta de conejos. Es decir, que la distancia entre los puntos de anidamiento de estas especies protegidas se están estrechando y empiezan a concentrarse en los espacios de montes donde se ha despejado la vegetación de pinares y donde localizan más población de conejos para alimentarse.
Otra repercusión notable es que la suelta de estos roedores en Cardeña-Montoro se ha realizado con las capturas en zonas de la Campiña Sur, donde la superpoblación de concejo se estaba ya convirtiendo en un problema. Así, la Consejería de Medio Ambiente llegó a acuerdos con propietarios de fincas y cazadores con el fin de capturar roedores en los espacios de mayor presencia, de manera que, tras un exhaustivo análisis, estuvieran en condiciones luego de servir de manjar a linces, águilas y buitres en el parque natural.
La modificación del paisaje con el aclaramiento de pinares -lo cual rompe también la monotonía visual de un espacio uniforme y constante- no sólo ha supuesto una mejora del hábitat para el lince, el águila imperial y el buitre negro, sino que sirve como prevención de los incendios forestales con el aprovechamiento de las pistas existentes. Esos carriles se han ampliado en anchura, con lo que el riesgo de que un hipotético fuego salte esa barrera es mucho menor. Además, al dejar zonas con menos masa forestal, las posibilidades de propagación de los incendios también disminuyen de forma considerable, según explican los responsables del programa.
Pero además de su impacto en el medio y el reconocimiento de entidades ambientales de prestigio a nivel nacional, este proyecto desarrollado en Cardeña-Montoro ha supuesto un esfuerzo económico importante para la Administración andaluza, puesto que el presupuesto alcanza los 3,1 millones de euros.
Ese dinero se ha aprovechado en la construcción de todas las infraestructuras necesarias para el mismo y que se traducen, entre otras, en 31 claros de cría en 114 hectáreas para los conejos, 38 claros de establecimiento en 84 hectáreas, corredores de dispersión por 1.200 hectáreas para estos roedores, áreas de vivares y otra serie de trabajos, lo que suma una actuación sobre una superficie total 1.636 hectáreas.
Los puntos se actuación se han seleccionado siguiendo una serie de criterios contemplados en el programa, como son espacios con pendientes inferiores al 30%, con vegetación adecuada, afloramientos rocosos y suelos arenosos de fácil excavación. Al final, la densidad de esa masa forestal en las zonas seleccionadas se ha quedado entre los 115 y los 150 pies por hectárea, mientras que el números de vivares para el conejo es de cuatro por hectárea.
Hasta ahora, mucho es el trabajo realizado en estos montes públicos de Cardeña-Montoro a través de este plan de actuación y justo es el reconocimiento de la Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez y Europarc-España. El tiempo y los movimientos de, sobre todo, el lince y el águila imperial medirán la efectividad del mismo.
El dia de Córdoba 13.06.2010
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