Más allá de Hornachuelos y Cardeña

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LA caza mayor ha estado hasta hace poco tiempo ligada fundamentalmente a la aristocracia y clases más elevadas. Hasta los años setenta, su práctica se extendía principalmente en Sierra Morena, donde destacaba el entorno de Hornachuelos y Cardeña. La ganadería extensiva era el aprovechamiento principal de las grandes fincas serranas y en otoño-invierno se celebraban monterías de invitación.

 El desarrollo industrial de los años sesenta trajo consigo un movimiento migratorio de fuertes proporciones que asoló la sierra y provocó la quiebra del sistema tradicional de los aprovechamientos serranos. Esto potenció el acotamiento y miles de hectáreas cambiaron su rumbo agropecuario, además favorecido por la Ley de Caza. El fenómeno tuvo especial relevancia en los lugares de topografía más accidentada, llegando a las Sierras Subbéticas a finales de los años noventa con el jabalí. Para asegurar el nuevo aprovechamiento en los años setenta surgen en Hornachuelos las primeras cercas cinegéticas y las monterías de pago, extendiéndose esta actividad a las clases medias. En la década de los noventa dan el salto al resto de la provincia, proceso que se paraliza en el año dos mil tres con la Ley de flora y fauna silvestre de Andalucía. Paralelamente, las principales especies de caza mayor, ciervo y jabalí, se fueron extendiendo por los acotados y se introdujeron en algunos casos el muflón y el gamo. Este último se cazaba en el valle del río Yeguas procedente de Lugar Nuevo. En la actualidad se asiste a una preocupante extensión del jabalí, en ocasiones con introducciones de granjas, a veces cruzados con cerdo doméstico, que eleva el riesgo sanitario de especies ganaderas y silvestres, y su impacto sobre las especies que crían en el suelo.